¿Qué relación hay entre la visión, audición y desarrollo motor?
Todos nuestros sentidos se programan en el inicio de nuestra vida. Toda la información que llega al cerebro lo hace por varias vías distintas simultáneas.
En el bebé es necesario el contacto piel con piel; ayuda a desarrollar el sistema inmunológico, les ayuda a dormir mejor, llorar menos, respirar de forma más regular, ganar peso, disminuye el dolor, ... y es cuando se empiezan a crear en el cerebro los mapas somatosensorial (el mapa del cerebro en el que están representadas nuestras partes más sensibles del cuerpo, con áreas más grandes para boca, cara y manos) y motor ( el mapa cerebral en el que se representan las terminaciones de los nervios motores y sus receptores correspondientes, según la frecuencia en que se usan).
El sistema vestibular y los reflejos primitivos
El sistema vestibular está implicado en el equilibrio, el movimiento de los ojos y la orientación espacial. Desde los núcleos vestibulares salen vías para el control de la cabeza, el movimiento de los ojos, la musculatura de la columna y de las piernas y para otros centros nerviosos. El equilibrio es el primer sentido en madurar, al nacer ya está considerablemente mielinizado, lo que indica que es muy importante en el desarrollo y la integración de otros sistemas sensoriales y motores después del nacimiento. A aparecer el Reflejo Vestíbulo Ocular (estabiliza la imagen aunque movamos la cabeza) y el Reflejo de Moro (respuesta de sobresalto en la que el bebé abre los brazos con palmas hacia arriba y pulgares flexionados, llora y luego los retrae hacia el pecho y se relaja), se inician la sensibilidad y el procesamiento del movimiento. El reflejo de Moro es muy importante para programar las futuras respuestas del niño al estrés. Participa en la programación de la oculomotricidad, respuestas de equilibrio, inmunológicas, sensibilidad auditiva, táctil, etc. Cuando después de los 4 meses sigue presente puede producir en el niño a una hipersensibilidad auditiva que dificulte la maduración del lenguaje y provoque reacciones de miedo o rechazo a entornos con ruido o una mala programación ante el estrés que le lleve a vivir en estado de ansiedad, entre otros sígnos.
Además, si no fuéramos capaces de inhibir todos los estímulos que nos llegan, sería muy difícil tener un buen rendimiento cognitivo, pues todo llama nuestra atención y no podremos centrarnos en la tarea que queremos realizar. Por tanto, es necesario que se den situaciones que activen estos reflejos para que podamos entrenarnos en las distintas respuestas hacia el entorno. Por tanto, evitar mover al bebé para que no se sobresalte no le ayudará a desarrollarse.
El movimiento
El movimiento, junto con la reacción contra la gravedad, se convertirá en uno de los grandes estímulos para el desarrollo del sistema nervioso neuro-sensorio-motor. Por éso mecer a los bebés, el movimiento, además de sedante es una clave en el desarrollo del niño, en su control postural, equilibrio, capacidad de atención, seguridad emocional, capacidades cognitivas, orientación,...La ausencia de una correcta programación vestibular (equilibrio y control espacial) y propioceptiva (informa de la posición y movimiento de las partes del cuerpo) es uno de los principales factores en las dificultades del aprendizaje. Cuanta mayor estimulación vestibular recibe el bebé, mejor será su desarrollo, tanto en sus reflejos como en sus habilidades motoras gruesas(usar brazos, piernas y torso). Por éso, es mucho más recomendable el porteo (llevar al bebé contigo) que los carritos, que amortiguan los movimientos y mantienen al bebé en postura horizontal en vez de erguida. Y la postura boca abajo en el suelo, por otro lado (siempre despierto y vigilado, en varios períodos cortos al día de cada vez mayor duración) que le permitirá un mejor tono muscular y control de la cabeza. Los bebés que pasan más tiempo boca abajo se desarrollan mucho mejor que los que están siempre boca arriba.
Por otro lado, tener las vías aéreas llenas de moco (más común en niños que están la mayor parte del tiempo tumbados, y dado que sus trompas de Eustaquio están más horizontales) impedirá una correcta audición y altera las presiones del oído interno, donde se asienta el aparato vestibular. Por lo tanto, el bebé tiene que madurar boca abajo, boca arriba y porteado. Y poder moverse en el espacio, arrastrarse, voltearse, sentarse (no que le sienten), gatear,... e ir comprendiendo ambos lados de su cuerpo. Así es como, por etapas, irá desarrollando su sistema motor, auditivo, visual, ...
El sistema vestibular junto con el cuello y la visión nos permiten orientarnos en el espacio y construir una buena postura contra la gravedad.
Iñaki Pastor, del libro "Ayúdale a despegar"
La visión
Observando las habilidades visuales nos podemos hacer una idea de como se ha ido programando el sistema nervioso pues éstas se apoyan en la construcción de otros sistemas como el vestibular y el propioceptivo. Sin ellos la visión no tendría referencias o cimientos y deja de ser eficaz.
La visión es el sentido menos desarrollado al nacer, sólo vemos a unos 30 cm. de la cara y contraste de luces y sombras, nada de detalles, la visión de movimientos está algo más avanzada pues está realcionada con otras estructuras del tronco cerebral; fibras nerviosas del cuello, el tronco, los brazos y las piernas. Por eso el desarrollo motor, la postura y la visión están íntimamente relacionados.
La oculomotricidad, la habilidad de mover y posicionar los ojos, se perfecciona paralelamente al sistema visual, no es posible que uno funcione si la otra falla. La oculomotricidad nos dice dónde están los objetos en el espacio, permite que los veamos enfocados y también la percepción de profundidad del espacio, la visión en 3D. Los músculos extraoculares envían información al cerebro sobre la posición y el movimiento de los ojos. El sistema propioceptivo y el visual crean un mapa personal del espacio. Y también durante el movimiento! gracias a los reflejos de estabilización: Vestíbulo Ocular (mantiene la imagen nítida cuando movemos la cabeza, cérvico - ocular (cuando movemos el cuello) y optocinético (mantiene la mirada cuando el objeto se mueve).
Sobre los 6 meses ya hemos desarrollado muchas habilidades visuales como la percepción de la profundidad, la visión del color o los movimientos de los ojos y ésto irá acompañado del desarrollo motor y sensorial. El desarrollo postural forma una unidad con la construcción del sistema visual. Jugar, desplazarse y relacionarse son el alimento del cerebro.
La visión no sólo nos ayuda a reconocer los objetos, también nos permite mover los ojos y coordinar el movimiento de la cabeza y del tronco, así como regular nuestros ritmos circadianos de sueño-vigilia y sistema endocrino.
Optometría comportamental o del desarrollo
Skeffington, el padre de la optometría Comportamental, dice: la visión emerge de cuatro subprocesos gestionados en distintas áreas cerebrales: (en los dos primeros influye la visión periférica a la que William H. Bates considera fundamental para que funcione correctamente la visión central, el tercero)
¿dónde estoy?: el control antigravitatorio y de la postura, asociado a los núcleos vestibulares, gracias a él nos orientamos en el espacio y podemos hacer cálculos de distancias y tiempos;
¿dónde está?: proceso de centrado, asociado a áreas asociativas que reciben información de otros sentidos;
¿Qué es?¿Cómo Es?: proceso de identificación, gestionado por el córtex visual
¿Qué sé sobre ésto?: proceso de reconocimiento, se procesa en el área temporal del córtex que también recoge información auditiva y del lenguaje.
Así la visión es un procesamiento complejo en el que influyen varias variables (las experiencias anteriores, otras percepciones sensoriales) y a través de la que percibimos el mundo que nos rodea, al que necesitamos dar nombre, interpretar y comprender.
La visión periférica o espacial da información del mapa del espacio que nos rodea, avisa a los ojos cuando algo en este campo se mueve, nos da referencias visuales importantes para el equilibrio, permite calcular distncias-tiempo, es importantísima para los deportes. Esta visión periférica se desarrolla al comienzo de la vida integrando las percepciones visuales, propioceptivas y táctiles al coger objetos. Si la programación vestibular es buena, esta integración será mucho mejor. El niño irá creando un esquema corporal (imagen mental del cuerpo) en su espacio visual periférico, necesario para la ordenación neurológioca de la persona; es necesario que el niño desarrolle la direccionalidad (la dirección a la que se dirige algo o él mismo) y la lateralidad (el predominio funcional de un lado del cuerpo sobre el otro) y para ello tendrá que reconocer la línea media de su cuerpo e integrarla en su mapa espacial.
Toda nuestra vida vivimos programados según las experiencias físicas y emocionales en los primeros meses y años. El sistema visual se apoya en la madurez neurológica del niño y en el desarrollo de otros sistemas más primitivos. Y la visión será a su vez el sostén para otros sistemas. Por suerte, gracias a la neurogénesis (durante toda la vida generamos nuevas neuronas) a cualquier edad podemos ayudar a reprogramar esas vías que no se han desarrollado. adecuadamente
La lectoescritura
La acción simultánea de visión periférica y central nos permite tener una visión más eficaz, imprescindible, por ejemplo, para la lectoescritura.
Además para la lectoescritura necesitamos que la visión sea estable (un niño con mal equilibrio dificilmente podrá leer bien), que sea económica y precisa (si tenemos que usar los recursos corticales superiores (del cerebro de arriba) para estabilizar los programas más básicos (del tronco cerebral y la médula espinal) que no están funcionando bien, perderemos capacidad y nos cansaremos más y que se conecte con el lenguaje y otras áreas corticales.
El procesamiento auditivo
Si las áreas del lenguaje no están bien desarrolladas o el procesamiento auditivo no es bueno, los movimientos y fijaciones de los ojos en la lectura no se comunicarán con la parte del cerebro que regista el sonido, o la palabra.
Si no somos capaces de traducir una letra a sonido (o viceversa) conviene descartar un problema de procesamiento auditivo que no nos permita discriminar lo que oímos para luego poder reproducirlo, oralmente o por escrito.
En la dislexia, es la comunicación entre lo visual y lo auditivo que no funciona, ayudar al cerebro es ayudar a establecer estas conexiones entre las áreas visuales y las del lenguje.
El cerebro, en muchas ocasiones, tiene la capacidad de encontrar vías alternativas para construirse y repararse. De ahí que sea tan necesario trabajar desde distintas áreas.